Cuarenta minutos. Eso fue lo que tardó Laura* en caminar desde su casa hasta la escuela, a dos manzanas de distancia, una mañana soleada de abril.
Llegar a clase ha sido una lucha para los estudiantes como Laura, de 15 años, que acaba de terminar su primer año en La Academia de East Palo Alto (EPAA). Ha experimentado dificultades para dormir y ansiedad desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en 2020. Su ansiedad empeora los días en que su mejor amiga no va a la escuela. Faltó a clases en 28 ocasiones durante el año escolar 2022-23. The Almanac accedió a no publicar el nombre real de Laura para proteger su privacidad.
En el pasado, su madre, Yadira Mederos De Cárdenas, profesora de preescolar en All Five, en el barrio Belle Haven de Menlo Park, habría llamado a la secundaría por la ausencia de Laura. Pero como ya había faltado tantos días al trabajo el curso pasado -aproximadamente una semana al mes de trabajo para cuidar de sus hijos-, se puso firme.
"Le dije: 'Lo siento, tu amiga no está aquí; te voy a dejar, y puedo llamar a los consejeros y decirles lo que pasó, y podrás tener tus clases en la oficina'", dijo Mederos De Cárdenas.
Durante mucho tiempo, los resultados de los exámenes han ido en picada en las escuelas de la zona, situadas a la sombra de la Universidad de Stanford y de los ricos distritos escolares vecinos de Silicon Valley, al otro lado de la autopista 101. Pero en el curso pasado ocurrió algo más preocupante: se produjo un aumento significativo en el número de estudiantes que faltaban a clase.
Laura se encuentra entre el número disparado de estudiantes en el área de East Palo Alto en los últimos dos años que se han ausentado crónicamente, lo que el estado define como faltar el 10% o más del año escolar. El estado comenzó a recopilar y publicar datos de absentismo crónico en las escuelas durante el año escolar 2016-17.
La Academia de East Palo Alto, una pequeña escuela secundaria, vió un índice de absentismo crónico de 199 de cada 355 estudiantes (56%) durante el año escolar 2021-22, según datos estatales. Los datos mejoraron en el presente año escolar, con 111 de cada 290 (38%) estudiantes crónicamente ausentes a mediados de mayo, según los datos del Sequoia Union High School District.
El Distrito Escolar de la Ciudad de Ravenswood, que tiene alrededor de 1,600 estudiantes en sus escuelas primarias e intermedias (excluyendo las escuelas independiantes) en East Palo Alto y Menlo Park, experimentaron un aumento en el absentismo crónico de solo 471 de 2,549 (18,5%) durante el año escolar 2018-19 a 846 de 1,637 estudiantes (51,7%) en 2021-22. Tanto las ausencias justificadas como las no justificadas se incluyen en las estadísticas de absentismo crónico. Los alumnos de prescolar no están incluidos en las estadísticas estatales.
No es solo un problema en el distrito de Ravenswood. El absentismo crónico ha aumentado en todo el estado desde el inicio de la pandemia de COVID-19, con el 30% de los estudiantes de California contados como ausentes crónicos durante el año escolar 2021-22, frente al 10,1% durante 2018-19. Aun así, las cifras del área de East Palo Alto están por encima de la media estatal.
Las estadísticas de absentismo crónico han mostrado una ligera mejora del 40% este curso escolar, según un informe del personal del distrito del 22 de junio.
Las escuelas atienden a una zona especialmente diversa y de bajos ingresos del Área de la Bahía. Alrededor del 86% de los estudiantes del distrito de Ravenswood durante el año escolar 2021-22 cumplieron con la definición de estar socioeconómicamente desfavorecidos, lo que significa que son elegibles para comidas gratuitas o a precio reducido o tienen padres o tutores que no recibieron un diploma de secundaria. Casi el 47% de los niños del distrito se han quedado sin hogar. En EPAA, el 81% tiene bajos ingresos.
Cómo faltar a clase afecta a los alumnos
Cuando faltan a clase, los alumnos pierden habilidades básicas que les afectan para siempre, como aprender a relacionarse con sus compañeros, explica Sara Stone, superintendente adjunta de enseñanza y aprendizaje de Ravenswood.
"Cuando los alumnos faltan crónicamente, no importa cuál sea el problema, pierden aprendizaje", dijo. "La escuela consiste en darle a los niños las llaves de las cerraduras que van a tener más delante en su vida".
Los niños con absentismo crónico en preescolar, jardín de infancia y primer grado tienen muchas menos probabilidades de leer al nivel deseado en tercer grado, según datos del Departamento de Educación de EE.UU. Según el Departamento de Educación, los estudiantes que no logran alcanzar el nivel de lectura adecuado al finalizar tercer grado tienen cuatro veces más probabilidades de abandonar la secundaria en comparación con sus compañeros lectores competentes.
Alex dijo que los alumnos que faltan crónicamente "se atrasan muy fácilmente".
"Dado que muchos estudiantes del distrito tienen rezagos en lectura y matemáticas, es más probable que se queden aún más rezagados. Hay estudiantes que están varios cursos por debajo del nivel correspondiente".
Sólo el 6% de los alumnos cumplieron o superaron los estándares de matemáticas en 2022. Solo alrededor del 12% cumplía o superaba los estándares de lengua y literatura inglesa (ELA).
Los estudiantes obtuvieron mejores resultados en 2019, con un 18% que cumplió con los estándares estatales de ELA y un poco menos del 12% que cumplió con los estándares de matemáticas. En 2018, las puntuaciones fueron más altas, con un 24% de estudiantes que cumplieron los estándares de ELA y un 15% que cumplieron los estándares de matemáticas.
Bronwyn Alexander, miembro del consejo de administración de Ravenswood, le dijo al consejo en junio que cuando los índices de absentismo son tan altos, se reflejan directamente en los resultados de los exámenes.
Por qué los niños faltan a clase
El distrito de Ravenswood no mantiene una base de datos detallada sobre las causas de las ausencias de los alumnos, lo que es similar a otros distritos de la zona contactados por The Almanac. En su lugar, los días perdidos se registran y se marcan como justificados o injustificados. El registro de las ausencias se guarda en los expedientes individuales de los alumnos, pero los distritos no guardan dichos registros de forma consistente.
The Almanac solicitó registros de las ausencias, pero los funcionarios de Ravenswood se negaron, diciendo que supondría una carga excesiva para su personal y violaría la privacidad de los estudiantes, a pesar de que The Almanac solicitó que se suprimiera cualquier información de identificación.
Los responsables del distrito de Ravenswood atribuyen el aumento de las ausencias durante el pasado otoño e invierno a la denominada "tridemia" de VSR, gripe y COVID-19, especialmente entre los niños pequeños. Las autoridades escolares han animado a los alumnos a no acudir a la escuela cuando se sientan enfermos y corran el riesgo de exponer a otros estudiantes a la enfermedad.
"Obviamente, nuestro objetivo es que todos los alumnos acudan a la escuela con regularidad y que ningún alumno falte de forma crónica, pero en este mundo en el que vivimos, queremos que nuestros alumnos se sientan seguros, sanos y protegidos", declaró en invierno Jennifer Gravem, directora ejecutiva de Servicios Educativos del distrito escolar de la ciudad de Ravenswood.
Antes de la pandemia, las enfermedades eran siempre la principal causa de absentismo escolar, afirma Emily Bailard, directora ejecutiva de EveryDay Labs, una empresa emergente con sede en Redwood City que ayuda a las escuelas de todo el país a reducir el absentismo. EveryDay Labs ha trabajado con el distrito de Ravenswood. Las enfermedades siguen representando sólo alrededor de la mitad de las ausencias en las escuelas con las que trabajó su organización el año pasado.
"Considerar las ausencias únicamente como resultado de la enfermedad es perder la mitad de la perspectiva", dijo Bailard. "Sobre todo este año, ya que las políticas escolares relacionadas al COVID u otras enfermedades relacionadas son mucho menos estrictas".
La superintendente de Ravenswood, Gina Sudaria, está de acuerdo en que existen muchas razones para las ausencias de los alumnos.
Sudaria dijo que el distrito planea pasar el verano buscando la causa de por qué los estudiantes han estado crónicamente ausentes de las clases.
"Siempre intentamos reforzar la cultura escolar", afirma. "En realidad, tampoco queremos que los niños vengan a la escuela enfermos por culpa del COVID. Ya no queremos una asistencia perfecta. Sí queremos ser conscientes de que hay problemas de salud mental".
Según Stone, los alumnos sienten más ansiedad social que antes del confinamiento. Las autoridades escolares están trabajando para ayudarles, por ejemplo permitiendo a los estudiantes ir a espacios tranquilos en los descansos, y llegar un "poquito" tarde a la escuela, en lugar de castigarles por no llegar a tiempo, y trabajando con las familias para designar a un adulto de confianza con el que los estudiantes puedan hablar durante la jornada escolar.
"Como sociedad, tenemos miedo de estar juntos en público por nuestra salud", dijo Stone. "Es algo válido. Potencialmente les inculcamos más miedo (a los niños) del necesario."
Según Bailard, los problemas de salud mental se manifiestan en mayores índices de ansiedad, que conducen al rechazo escolar, definido por el Consejo de Salud Infantil como la negativa reiterada a asistir a la escuela o a permanecer en ella.
También hay familias adineradas que están más dispuestas a sacar a sus hijos de la escuela para irse de vacaciones o visitar a la familia para compensar lo que los niños perdieron durante la pandemia, comentó.
"Las normas sobre la asistencia a clase y las razones aceptables para faltar han cambiado radicalmente", dijo Bailard.
La directora de EPPA, Amika Guillaume, afirma que los alumnos de su escuela que faltan constantemente a clase tienen problemas de salud mental o problemas familiares. También hay estudiantes que compaginan los estudios con 30 horas o más de trabajo a la semana para ayudar a sus familias a pagar el alquiler.
Aparte de las enfermedades, hay familiares que luchan con su propia salud mental u otras enfermedades y tienen problemas para llevar a sus hijos a la escuela, dijo Alex*, quien trabaja en el distrito de Ravenswood pero pidió no ser mencionado para proteger su trabajo.
"Algunos (estudiantes) están decepcionados y reconocen el hecho de que se están quedando atrás", dijo Alex. "Es difícil de ver desde la perspectiva de, estoy ahí para apoyarlos y ver que realmente no tienen mucho control sobre ello (faltar a la escuela)".
Las clínicas de salud del condado de San Mateo han informado de un aumento de clientes derivados por ansiedad y depresión desde que se produjo la pandemia, según Douglas Fong, gestor de servicios clínicos de los Servicios de Salud Conductual y Recuperación del condado de San Mateo, supervisor del Centro de Asesoramiento Comunitario de East Palo Alto.
Un transporte poco confiable también puede ser un obstáculo para llegar a clase. Gravem relató un caso en el que los días que faltaba un alumno eran los que no estaba en casa y se quedaba con un tío.
Efectos de la pandemia y otros retos
La zona de East Palo Alto se vio especialmente afectada por la pandemia. Según el Hospital Sequoia Dignity Health de Redwood City, con 2.019 casos confirmados por cada 10.000 habitantes en enero de 2022, East Palo Alto registró la mayor tasa de infecciones por COVID-19 de la zona de servicio del hospital, que abarca desde el sur de Burlingame hasta East Palo Alto.
Los expertos afirman que las autoridades escolares se enfrentan a un problema complicado que no tiene soluciones sencillas.
Gravem, de Ravenswood, dijo que el Estado debe reevaluar su definición de lo que significa estar crónicamente ausente. Es difícil enviar el mensaje de "quédate en casa si tienes COVID" y al mismo tiempo decir "tienes un problema de absentismo crónico", dijo.
El distrito no puede medir el trauma experimentado por los alumnos al perder a miembros de su familia, ver a sus padres perder el trabajo o preocuparse por los riesgos que corren los familiares considerados trabajadores esenciales durante la pandemia, dijo la presidenta del consejo escolar de Ravenswood, Jenny Varghese Bloom, en septiembre de 2022.
"No podemos cuantificar cuántos de estos niños estaban cuidando de sus hermanos o viendo la televisión todo el día porque nadie estaba allí para ocuparse de ellos", dijo.
Pero es algo más que la pandemia. East Palo Alto se enfrenta a otros retos que contribuyen al absentismo.
En febrero, unos prolongados cortes de electricidad afectaron a algunos residentes de East Palo Alto, que se quedaron a oscuras durante 48 horas durante una tormenta invernal que trajo temperaturas bajo cero y nevadas poco frecuentes a las zonas altas cercanas. Dos escuelas de la ciudad se vieron obligadas a suspender las clases porque no tenían electricidad.
A pesar de las dificultades, también hay un palpable sentimiento de orgullo en quienes proceden de esta comunidad tan unida. Un miembro del consejo escolar se dedicó a recorrer puerta por puerta, repartiendo tarjetas regalo, mantas y generadores eléctricos a los ancianos y a los más vulnerables durante el apagón.
En muchos sentidos, es un momento de transformación para el distrito de Ravenswood. Algunas escuelas, que carecen de aire acondicionado, sistemas de filtración de aire y no cumplen con los requisitos de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés), están recibiendo sus primeras actualizaciones desde la década de 1960 gracias a la financiación de bonos. Sin embargo, los alumnos siguen sin acudir a clase.
La desigualdad agrava el absentismo
Las ausencias crónicas en Ravenswood y EPAA superan las medias estatales y locales.
Menlo-Atherton High School en Atherton, que cuenta con una mezcla de estudiantes de bajos ingresos y estudiantes de familias adineradas, las tasas de absentismo crónico durante el ciclo escolar 2021-22 fueron más bajas, alcanzando el 23,4%.
Estas disparidades pueden explicarse por las diferencias demográficas. La situación socioeconómica es uno de los principales factores que, según los expertos, influyen en la asistencia a la escuela. El distrito de Ravenswood alberga a la mayoría de los estudiantes de bajos ingresos del Silicon Valley.
Los índices de absentismo crónico fueron mucho más bajos en los distritos cercanos con niveles de pobreza más bajos. En el Distrito Escolar Elemental de Las Lomitas, sólo el 6,6% de los estudiantes tienen bajos ingresos; el 9,6% de los estudiantes del Distrito Escolar de la Ciudad de Menlo Park tienen bajos ingresos; y el 10,1% tienen bajos ingresos en el Distrito Escolar Elemental de Woodside.
"El camino hacia la mejora de la asistencia es largo para los estudiantes con bajos ingresos", dijo Bailard.
"Para que las tasas de absentismo crónico del 30% pasaran al 25% y luego al 15%, pasaron años antes de la pandemia", dijo Bailard. "A nivel de distrito, es difícil avanzar más de dos o tres puntos porcentuales en un año".
Señaló que un estudiante típico con absentismo crónico se enfrenta a una media de cinco o más barreras para asistir a clase, como un transporte poco fiable, una enfermedad, una vivienda inestable y la falta de sueño o de acceso a alimentos. Si se aborda un obstáculo, como el transporte, la mayoría de los estudiantes siguen enfrentándose a otros cuatro obstáculos.
Los estudiantes más adinerados se enfrentan a menos obstáculos generales para asistir a clase y su tasa de asistencia se ha recuperado más rápidamente, explicó Bailard. Es menos probable que tengan problemas de acceso a alimentos, vivienda, transporte o atención médica.
"No podemos cerrar la brecha de rendimiento si no cerramos la brecha de asistencia", dijo Bailard. "Los estudiantes están atrasados por la pandemia. Nos va a resultar muy difícil acelerar su aprendizaje si los mismos alumnos que van retrasados faltan (a clase) entre el 10, el 20 o el 30% del tiempo. Puedes proporcionar todas las tutorías, pero no van a ser eficaces".
Los tutores del campus, a través de “Ravenswood Classroom Partners”, ofrecen orientación a los alumnos, pero si los niños pierden una gran parte del año escolar, como 100 días, va a ser muy difícil recuperar el aprendizaje perdido en clase, reconoció Sudaria.
Necesidad de más recursos de salud mental
Casi un tercio de los estudiantes de primaria y secundaria del Silicon Valley declaran experimentar tristeza crónica, y uno de cada ocho afirma haber pensado en el suicidio, una cifra alarmantemente alta, según el Índice 2023 del Silicon Valley, que mide la economía y la salud comunitaria de la región.
En 2020, East Palo Alto tuvo la tasa más alta del condado, con un 16,2% de residentes que dijeron haber tenido problemas de salud mental durante dos semanas o más en el último mes, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Mederos De Cárdenas dijo que EPAA ofrece pocos apoyos de salud mental a su hija, y que su familia no puede permitirse pagar una terapia.
Siempre ha tenido problemas de ansiedad y ataques de pánico, pero su situación ha empeorado desde la pandemia. Se puso en contacto con tres terapeutas diferentes, pero no podía costearlos, así que tiene una terapía mensual con un psiquiatra.
El director de EPAA, Guillaume, reconoció la escasez de servicios terapéuticos.
Aun así, el centro cuenta con más recursos que otros. Hay dos becarios de psiquiatría y tres internos de terapia de Stanford que trabajan a medio tiempo en el campus. La escuela también cuenta con un gestor de servicios sociales a tiempo completo.
La directora ejecutiva de “All Five Early Learning”, Carol Thomsen, dijo que su centro de aprendizaje preescolar, que está ubicado en las proximidades de la escuela primaria Belle Haven de Ravenswood", es único en el sentido de que tiene un consejero disponible para el personal y las familias los lunes a través de One Life Counseling Center.
"Disminuye el estigma", dijo Thomsen. "Es lo mejor que podemos hacer por ahora. Lamentablemente, el consejero no habla español".
El estado en sí enfrenta una escasez de profesionales en el campo de la salud conductual. Un informe de 2018 de la Universidad de California en San Francisco predijo -incluso antes de que la pandemia aumentara la necesidad de estos servicios- que para 2028 se proyecta que la demanda de profesionales de salud mental será un 40% superior a la oferta.
Barreras culturales en la atención de salud mental
El estigma en torno a hablar o buscar tratamiento para la salud mental es una barrera permanente para la atención en la comunidad de Ravenswood, dijo Fong de Salud del Condado de San Mateo.
Alex, que trabaja en las aulas del distrito de Ravenswood, dijo que trabajan con muchos estudiantes que proceden de familias de color en las que no se habla de salud mental.
Las minorías étnicas tienden a acceder a los servicios de salud mental en una proporción mucho menor que sus pares blancos, según una investigación de 2009. Según encuesta nacional de 2018, los latinos tienen la mitad de probabilidades que los hombres y mujeres blancos de acceder a estos servicios cuando los necesitan.
Los comportamientos vigilantes aprendidos durante la pandemia también están contribuyendo a las ausencias. Mederos de Cárdenas afirma que sigue aplicando las políticas de cuarentena establecidas durante la pandemia. Incluso si Nicolás, de 4 años, no se encuentra mal, lo mantiene en casa si uno de sus hermanos está enfermo, para proteger a sus compañeros en caso de que sea contagioso pero aún no muestre síntomas.
"Es algo en lo que estoy trabajando, pensando en el futuro si debería enviarlo", dijo. "Mis sentimientos eran diferentes antes de la pandemia". Como profesora, dijo que llama a los padres para saber sobre la enfermedad de un alumno y que no les diría, "No los traigan" si sus hermanos estuvieran enfermos y ellos no.
Dijo que en la cultura mexicana es responsabilidad de la madre cuidar de los hijos.
"Estoy más informada sobre mi cultura y trabajando en la forma en que me criaron", dijo Mederos De Cárdenas. "Tengo este trabajo que amo tremendamente y no quiero perderlo".
Dice que también ha sacado a sus hijos de clase durante el curso escolar para viajar a México a ver a la familia, sobre todo desde que su padre murió hace cuatro años. Ahora sólo planea viajar a México durante el curso escolar en caso de emergencia.
"Quiero ser un modelo a seguir", dijo. "La situación (las ausencias) está afectando a mis dos hijos en la escuela; me arrepiento de ello y de estar en casa con ellos. ... Simplemente está el trauma de la pandemia".
En la Parte II de esta serie de tres partes, profundizaremos en cómo los problemas de salud mental, tanto de los alumnos como de sus padres y tutores, pueden repercutir en la asistencia a clase.
Sobre esta historia: Este es la primera de tres artículos de una serie que analiza por qué ha aumentado el absentismo crónico en East Palo Alto y Belle Haven. La serie fue producida como un proyecto para el Centro Annenberg de Periodismo de Salud de la USC 2023 California Health Equity Fellowship. La editora de EdSource, Dympna Ugwu-Oju, apoyó este proyecto. La becaria Brenda Graciano tradujo el reportaje al español. Traducción de las descripciones de fotos hecho por Embarcadero Media periodista visual Magali Gauthier.
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